Multinacionales de la comunicación: colonialismo cultural e informativo

Es cierto que existen muchos medios de comunicación en el mundo, -si bien la crisis ha “moderado”, y mucho, el panorama, reduciendo su volumen-, pero su propiedad está concentrada en pocas manos. Hoy en día, los grupos de comunicación traspasan las fronteras y abarcan todo tipo de medios, desde prensa y televisión hasta operadores telefónicos.

Esta concentración también se da en la procedencia de los medios. El mundo de la comunicación no es una excepción y, como señalan los especialistas, la desigualdad Norte-Sur se ha reproducido fielmente durante muchas décadas, aunque bien es verdad que la crisis económica mundial ha dotado de protagonismo a los países emergentes, y esto se puede consolidar en un futuro más o menos cercano.

Lo cierto, con todo, es que hay una gran desigualdad en el flujo de información que circula en el mundo. Tradicionalmente -como han puesto en valor muchos expertos en temas de información y comunicación-, el Norte, con los Estados Unidos a la cabeza, ha difundido sus noticias y sus modelos de vida a todos los continentes, por ejemplo, a través del cine, mientras que el resto de los países apenas si ha podido transmitir sus mensajes internacionalmente.

Esta expansión de los grandes grupos de comunicación ha tenido sus consecuencias desde el punto de vista cultural. Una cosa es el intercambio de culturas, el mestizaje cultural, en condiciones de igualdad. Pero la realidad es que este trasvase, al menos hasta hoy, no se dado en equidad ya que el flujo informativo y cultural ha tenido un origen muy concreto, que es el mundo occidental. No se ha tratado de una conquista geográfica, pero sí de una colonización de las conciencias, que explicaría, quizás -según exponen algunos expertos-, muchos de los aspectos del radicalismo actual en determinadas culturas o grupos sociales o religiosos.

Esto puede cambiar en el futuro, ya que el desarrollo económico parece ofrecernos otra tendencia, y otra realidad, si bien lo difícil será siempre lograr la deseada equidad, y que no se mantengan imperios informativos, procedan de Oriente o de Occidente, es decir, la supremacía como fuentes de información de de los más poderosos, con independencia de su ubicación geográfica. 

La educomunicación 

Al analizar y reflexionar sobre el panorama de la comunicación en el mundo se podría concluir que los medios de comunicación, por sí mismos, no resultarían peligrosos, más bien al contrario. El riesgo estribaría en el uso que se hace de ellos. Los medios de comunicación convencionales y los nuevos medios (teléfonos móviles, tablets, etc.) están ahí, con sus fortalezas y debilidades y, ante ello, los expertos opinan que, precisamente, frente a la “peculiar” situación de los emisores y de los conglomerados mediáticos, sería muy útil realizar una intensa labor educativa centrada en el contexto de los receptores, es decir de los espectadores y las audiencias. Es preciso que las personas posean criterios, pautas y herramientas para asimilar el contenido de la cultura audiovisual y generar espectadores más críticos.

 Por este motivo, los retos educativos podrían ser:

 - Proponer, y educar, para un consumo austero, racional y crítico de los medios de comunicación.

 - Informar en profundidad sobre la naturaleza de los medios y de los modelos culturales y sociales que generan.

 Así, sería importante saber analizar y reflexionar, por ejemplo, sobre: las audiencias y los métodos de medición de las mismas, la organización y propiedad de las empresas de comunicación, los métodos de la persuasión informativa, el funcionamiento y las claves de la publicidad, etc.

En esta línea, una corriente muy importante de expertos de comunicación apuesta por desarrollar la educomunicación, educación en medios de comunicación (tanto dentro de los itinerarios formativos reglados como en el contexto general) con el fin de que las nuevas generaciones reciban esta formación crítica sobre la naturaleza de los medios y así crear ciudadanos más libres, críticos e inteligentes. A día de hoy, el objetivo todavía es un reto por cumplir, pero no sumamos con firmeza en la batalla por alcanzar este objetivo. 

Las limitaciones actuales de los medios de comunicación: consecuencias sobre empresas e instituciones y, por derivación, sus portavoces

Unido a lo anterior, la crisis económica, que no parece culminar de modo definitivo, ha derivado en otro fenómeno que está condicionando la relación de los emisores de la información con sus destinatarios, es decir con los ciudadanos, y es: la deteriorada situación de los mediadores, es decir de los periodistas y los medios de comunicación.

Las consecuencias de la crisis, y la incertidumbre ante los nuevos modelos de negocio que traen consigo las nuevas tecnologías (falta de alternativas a la publicidad convencional como medio de financiación, invasión de la piratería…), está quebrando los pilares de las empresas de comunicación, que tratan de sobrevivir reduciendo costes y, en consecuencia, y desgraciadamente, limitando sus plantillas profesionales.

Ello ha generado un nuevo escenario que está condicionando la forma que tienen de relacionarse las empresas e instituciones con sus públicos objetivo.

Y es que la deficiente coyuntura por la que están pasando las entidades de comunicación y, sobre todo las empresas informativas, dificulta, y mucho, el acceso de las fuentes de información, es decir, empresas e instituciones y, por ende sus portavoces, a los escenarios mediáticos (prensa, radio, televisión, internet…). El resultado: los portavoces y equipos de comunicación corporativos tienen que desarrollar -y cada día más- su imaginación y creatividad para “conquistar” el interés de los profesionales.

 Ello, por un lado, puede resultar positivo, porque estimula la inteligencia que hay que poner en práctica con las estrategias de comunicación, pero, por otra parte, explica por qué desarrollar la portavocía de una empresa o institución o, simplemente, promover una estrategia de información como emisor, exige una preparación y profesionalidad que todos los días hay que estimular y poner a prueba.